15/5/14

U. S. Grant

A Grant no le gustaba ser soldado: de familia humilde, acudió a West Point por la posibilidad que le ofrecía de una buena formación (de aquélla la Academia militar de EEUU era más que nada una buena escuela de ingeniería); no fue un alumno brillante y se graduó el 21 de una promoción de 39. 

Participó en la guerra de Méjico (1845-1848) y después fue destinado a guarniciones de Oregón y California, donde se dio a la bebida de mala manera*, deprimido por encontrarse lejos de su esposa, ya ves. Abandona el ejército y las cosas no le pueden ir peor: negocios ruinosos, fracasos profesionales y más bourbon.

Estalla la Guerra y el resto es Historia (bueno, y lo anterior también, pero es que era una frase hecha bastante chula y quería ponerla en alguna parte): reingresa en el ejército, general, comandante en jefe y, con la paz, Presidente de EEUU en 1869, con 46 años; su mandato presidencial, proteccionista y antiliberal, se caracterizó por el nepotismo, los escándalos financieros y la corrupción de sus colaboradores; al dejar la Casa Blanca, de nuevo arruinado, llega a publicar sus Memorias justo antes de morir, dejando así a su familia al menos el legado material de sus derechos de autor.

Ulysses S. Grant fotografiado por Matthew Brady en 1864

Pero lo que realmente hace a Grant el mejor comandante de la Guerra de Secesión es la perfecta comprensión (a diferencia de la mayoría de sus colegas de uno y otro bando) de lo que realmente significa una guerra (que empezaba a ser) moderna: nada de desfiles triunfales bajo las banderas, ni batallas decisivas (tipo Austerlitz o Waterloo), no; la guerra es sucia, agotadora, impredecible, injusta, ladrona y traidora, no ahorra daños a civiles o inocentes, no deja hueco a la piedad ni a las florituras ni a lamentarse con las listas de bajas, y hay que aceptar esas circunstancias, actuar con decisión y acabarla (batiendo al enemigo) cuanto antes y sin condiciones.

Una de sus frases: “The art of war is simple enough. Find out where your enemy is. Get at him as soon as you can. Strike him as hard as you can, and keep moving on”.

*Grant era alcohólico. Ahora bien, no consta ningún episodio en el que sus decisiones militares estuvieran influidas por la bebida o por un estado lamentable de cocción, a diferencia de otros generales (de ambos bandos) que entraban en batalla totalmente beodos, con consecuencias dramáticas para los hombres a su mando.
Su suerte fue tener a su lado, como ayuda de campo, a su cuñado, el coronel Frederick T. Dent, quien ejercía sobre él un auténtico “marcaje al hombre” para que Grant no se desmandara con la botella. Desde ese punto de vista, Dent tiene también su mérito en los esfuerzos por ganar la Guerra.

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